23 de abril de 2007

"Cronica del soldado y su rescate"

Nuestra auto denominada misión: "Rescatando al soldado Garcia" partió de una manera excitante, con cada uno de los invitados llegando de forma dispersa y despreocupada, inmersos en ese mar de gente, llamado Paseo Ahumada, un Sábado por la noche. Cada quien absorto en su mundo, y nosotros. Claro, un grupo de viejos amigos unidos en pos de la noble misión de salvar a uno de nuestros compañeros caídos.
La jornada para mi empezó temprano. Fui el primero en llegar. Aun me lo cuestiono. ¿Por que llegue media hora antes al lugar indicado para reunirnos?, creo que solo fue para encauzar a los demás a medida que iban llegando. En el preciso momento en que ya estábamos todos, nos dimos cuenta que faltaba lo principal, o sea, EL CAÍDO. Nuestro soldado...
Y ahí estaba el muy estúpido. Sentado al frente. Del otro lado de la calle. Precisamente donde no tenia que estar. Y justo cuando ya dábamos por abortada la misión, alguien tuvo la genial idea de cruzar la calle, solo para ver si el individuo en cuestión, y por esas cosas que tiene la vida, estaba por ahí... y como la vida suele ser impredecible, ahí estaba el muy imbécil!
De mas esta decir que nuestras gargantas, secas por tan larga espera, nos pedían a gritos unas cervezas bien heladas. Entre todos juntamos una no despreciable suma de dinero. 12 litros de Heinecken para 8. La medida justa. Nuestra misión había resultado. No podía fallar. Estaba escrito que así debía ser. No de otra forma.
Sentados alrededor de una mesa nos dispusimos a conversar, beber y fumar... Cada quien hablaba y hacia lo que mejor le parecía. No había limites. Nadie los necesitaba. Alrededor nuestro había mucha gente en lo mismo que nosotros, o sea, bebiendo y conversando.
El ambiente era propicio para continuar la noche en otro lugar. Empezar ahí, pero alargarla en otra parte. Esa era la idea. "Conversar acerca de la vida con los amigos debe ser de las cosas mas agradables que uno puede regalarse a uno mismo".
Entre cerveza y cerveza el tiempo paso y, no nos dimos ni cuenta, hasta que un montón de guardias-matones nos empujaban a la calle, por que ya era hora de largarse. Entre empujones, gritos y palabrotas nos fuimos, por que no quedaba otra, y nos dirigimos hacia el paradero de micros mas cercano, puesto que ya teníamos claro nuestro siguiente paso: "Tomarnos" la casa de uno de los invitados. Y de manera literal. Paramos la primera micro y nos fuimos por unas pocas monedas. La idea era guardar plata para seguir bebiendo apenas llegáramos a nuestro nuevo destino. De mas esta decir, que en el trayecto, entre el local y la micro, vaciamos nuestras vejigas, repletas de alcohol, en cualquier lugar. Donde nos pillara la urgencia.
Nuestro recorrido en micro, no estuvo excento de bromas, garabatos y tallas sin sentido, entre nosotros, y de vez en cuando, con alguno que otro pasajero del bus. Al llegar a la Depto. nos encontramos con la agradable presencia de un par de amigas del hermano del dueño de casa, las cuales quisieron quedarse con nosotros a disfrutar del "Malón". Luego vino el baile, mas cerveza, música, humo de cigarros, gritos, garabatos, algunos trucos de magia (cortesía de uno de los rescatadores), bromas pesadas en contra del rescatado, uno que otro vaso derramado en el piso, cortejo a las muchachas (unos mas que otros), vomitos varios, el invitado con ganas de suicidarse, otros quedandose dormidos en la tina del baño, mas ingesta de copete, un caño loco de marihuana dando vueltas por el ambiente, no falto el que (bajo los efectos del alcohol) se puso a llorar, mientras otros cantaban bien fuerte y desafinado, , las respectivas discusiones de fútbol, sexo y mujeres, música y cine, la infaltable colecta para comprar mas "Escudos", y es aqui, en este punto, donde me quiero detener por unos momentos. Explayarme.
Hay que ser muy borracho para salir a comprar a las 3 y algo de la madrugada!. Los escogidos-obligados fuimos justamente nosotros dos. La botillería quedaba relativamente cerca, pero como estábamos bien prendidos, se nos ocurrió la brillante idea, de ir a comprar en bicicleta. Y partimos. Mitad sobrios, mitad ebrios. Manejando por Matucana hacia el Norte. Claro, al principio fue muy gracioso, pero ahora que lo medito, es una de las cosas mas estúpidas que he hecho. Sin comentarios.
A nuestro regreso nos encontramos con que todos nos esperaban con los brazos abiertos, pero no precisamente por que nos echaban de menos, sino, por que los borrachos ya estaban desesperados, por que no quedaba ni una miserable gota de cerveza, y claro, nosotros traíamos la solución en nuestras mochilas. Sin entrar en mas detalles, seguimos tomando como si el mundo se fuera a acabar.
De una u otra forma, esa noche se tenia que acabar. Y así fue. Pero no podía terminar de mejor manera. Sentados en el balcón, con una caña horrible, tomando desayuno (unos huevos revueltos y un café cargadisimo), mirando desde el segundo piso a la gente que recorría la feria a esa hora de la mañana. Si hasta vimos a la Tamarita Acosta comprando frutita!
¡Recuerdo incluso las 5 lucas que ofrecía el homenajeado para ir por un mariscal!
Los recuerdos de aquella noche nos van a acompañar por siempre. Quizás fue solo una excusa para juntarnos a tomar. O un carrete mas. Pero veo que para nosotros, tuvo un sabor especial y por eso cada vez que la recuerdo, con cada uno de sus innumerables detalles, mi boca dibuja una amplia y duradera sonrisa. Quizás por eso, también, es que creo que nos hace falta volver a rescatar a otro soldado, al que sea, solo para vernos y conversar unas cervezas.
¿Tu no crees lo mismo?.....
Luis P. Olivares Manriquez, Mayo 2004.

20 de abril de 2007

Deseo (Empezar de nuevo)

"Cuando besa mi boca
Mi cuerpo se estremece
Me roba los sentidos
Me llena de deseos
Ricos e indecentes
Me besa la espalda
Por que solo con ella......